Para pensar debe haber una necesidad y son las emociones las que nos permiten sentir esta necesidad.
Digamos que nadie piensa porque sí (me refiero a un pensamiento elevado y elaborado).
Por ejemplo: Si existen sillas para sentarse cómodo, mesas para trabajar, casas para vivir y coches para viajar no es porque alguien lo haya pensado sino porque alguien lo ha necesitado...
El motor de la historia es la necesidad. La necesidad es un sentimiento o emoción. La rebelión necesaria para satisfacer una necesidad solo es posible con el pensamiento.
En definitiva: Primero viene la sensación o emoción, a continuación el pensamiento.
Si no emseñamos a los jóvenes a superarse, a lograr metas, a emocionarse, a sentir pasión, felicidad, etc. de nada servirá enseñarles a pensar.
18 de abril de 2008
Educación emocional e intelectual
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